Esto fue algo que escribí el Jueves 25, y que no publiqué no se ni porqué, pero la que inspiró está entrada merece que dicha entrada vea la luz, así que aquí está:
Una
vez más mis revoloteados pensamientos no me dejan dormir. Es de
madrugada, no preguntéis que hora, estoy demasiado atareado
escribiendo y enloqueciendo a la vez como para bajar los ojos a la
esquina inferior derecha de la pantalla y verlo. Ya no se ni que hora
y no paro de dar vueltas a la misma cosa. Quizás también influya
que hoy he dormido hasta tarde y no tengo sueño.
Hoy ha sido un día duro para mí, iba bien hasta que ha aparecido
ese bache insalvable que me ha jodido vivo. Me ha desanimado y dejado
sin fuerzas. He llegado a casa sintiéndome inútil, un grano de
polvo más en una tormenta de arena. Sintiendo que nada de lo que
dijera, que ninguna palabra, ninguna caricia, ningún beso,
carcajada, sonrisa o consejo que saliera de mí influiría en nada,
que no dejaría ninguna huella, que era alguien desechable en un
montón de inútiles almas humanas que pululan sin sentido ni
destino.
Hoy he llegado a casa sintiéndome condenado a la mediocridad, sólo,
desamparado, triste, deprimido, rindiéndome alguien que no puede
contar con nadie, sintiendo que a mi alrededor no dejo huella en
nadie, no hago nada que merezca atención, reconocimiento ni lealtad
ajena. He llegado tan hastiado de la vida, tan deprimido, que no veía
más que negro donde miraba, que mi propia desesperación me impedía
ver las cosas con claridad. He decidido escribir, para desahogarme y
ni siquiera eso podía, pues no me daban las fuerzas, mi ánimo no me
permitía más que llegar a un sofá y dejarme caer allí agotado de
vivir de forma inútil y mediocre.
Y entonces tú has llegado. Me has dicho cuatro cosas que me han
animado, para que más si el sentido de lo dicho me llena por
completo. Has aparecido como de repente y me has cambiado el ánimo
en segundos, me has enternecido, me has enamorado, me has animado, me
has devuelto mi euforia, mis ganas de vivir, mis fuerzas, me has
llenado de vida.
En serio, ¿como cojones lo haces? ¿Como lo consigues. Como me
devuelves mi fuerza de voluntad, como sacas lo mejor de mí? ¿Como
eres capaz de nutrirme de vida, de titánicas fuerzas, para aplastar
a lo que me aplasta? Me has devuelto el vigor, sólo con palabras, me
has dado ánimos para luchar sin mirar más que hacía delante, sin
tregua ni cuartel, sin posibilidad de rendirme, para dar hasta la
última gota de sangre si hace falta por no dejarme aplastar, por
merecerte, por ser tan fuerte, tan bueno, tan increíble como tú. No
sé como lo haces, no se si es porqué se que no puedo contigo si
intento seguir apoltronado en mi tristeza, que no hay manera en
ganarte una discusión cuando te empeñas en darme ganas de vivir,
que no te vas a conformar con decirme esas palabras románticas que
esperas que me animen, ya que si estas no funcionan te remangas y me
metes dos guantazos reconstituyentes si hace falta para que me
serene. No se si es el que te ame. El que sienta que debo ser más
fuerte, más grande, mejor, para poder cuidar de ti, no se si es que
eres el mejor de los ejemplos a en lo que seguir adelante se refiere.
No se que tienes, no se que haces. Sólo se que llegas y se me
olvidan todos mis males, me dan ganas de reír, de escribir, de
gritar. Me dan ganas de vivir como yo vivo, pareciendo un perturbado
mental que no puede parar quieto. Como vivo cuando soy feliz, cuando
me haces feliz. Me dan ganas de besar tus labios, acariciar tu
cuerpo, dejarme consumir por la pasión y la lívido que me embriaga
sólo con una de tus increíbles miradas, sólo con el roce de tus
pequeñas y suaves manos, con la caricia de tus cabellos castaños
rozando mi cara cuando te beso, con el movimiento de tus preciosa
piernas, perfectamente orquestado... Y ya si me enseñas carnes me
vuelvo loco. Y como ahora con estas ocurrencias repentinas siento
ganas de reír, rato después de que me hayas surtido efecto.
Siento ganas de comenzar el siguiente día lleno de fuerzas esperando
que me pase lo mejor que me pueda pasar... Eso cuando consiga dormir
porqué la euforia no me deja ahora...
Es tarde e intento no extenderme mucho... Simplemente necesitaba
decirte una vez más, porqué creo que por muchas veces que te lo
diga no son suficientes, necesitaba decirte, que te amo. Que no puedo
dejar de hacerlo, no puedo dejar de celebrarlo, de sentirlo, de
demostrarlo. Que es imposible no amarte, que... Joder, ya me estoy
poniendo noño otra vez... Madre mía...
En fin. Que esta entrada está siendo muy extraña y caótica,
porque escribo según me vienen los sentimientos, en tropel, sin
orden ni concierto, que me has dejado el corazón revolucionado y
ahora no hay quien ponga orden ahí dentro. Mi pulso acelerado, mi
respiración agitada, mis músculos tensos, y no pierdo las ganas de
saltar de la cama pensando que el tiempo que no invierto en ti es
desaprovechado. Leche, ya dormiré cuando esté muerto, todavía
tengo que aprender a escribirte sonetos. Y ha cantarte canciones. Y a
llenar tu vida de aventuras. Y tengo que aprender a relajarme, porqué
quererte ya sé, y creo que lo demuestro... Esto debe ser lo más
extraño y desordenado que he escrito nunca. Revolucionas mi vida, y
Dios, que bien está mi vida desde que le das la vuelta con miradas
esmeralda y con besos como los que nunca me han dado, ni he robado...
Si te gustó esta entrada, o simplemente para leer más como esta puedes darme a g+1, suscribirte a mi blog y seguirme en las redes sociales y hacer difusión. Responderé y leeré cualquier comentario con sugerencias, así que ¡Comenta!
ResponderEliminarTwiter @Nuncamas_Diaz
Facebook Borja Díaz Casas
¡Gracias!